sábado, 27 de mayo de 2017

Cosas pendientes

Era mi día libre, me desperté en mi cama, sola, abrí los ojos y miré el reloj, había dormido la friolera de cuatro horas. Me toqué el pelo y resoplé. Este es el ritual matutino que realiza cualquier persona que sufre de insomnio, puse un pie en el suelo, después el otro y el resto de mi cuerpo siguió por inercia a aquellos pies enormes. Para ser bajita uso un cuarenta, cuarenta y uno de pie. Fui al lavabo me lavé la cara y me miré al espejo, otra ves esa cara de autocomapasión apareció de la nada. Sacudí mi cabeza intentando borrar esa mueca, pero ahí estaba de nuevo la cara de perro abandonado. 

Fui hacia la mesita, y ahí estaba el móvil con mil mensajes. Accedí al Whatsapp busqué a Ale.

- Hola, qué haces?
  Me he despertado y necesito terapia.

Respuesta inmediata

- Oído cocina!!!
  Vienes tú a casa? 
  O voy a buscarte?
- Voy yo no te preocupes

- Sí me preocupa
  Dame 30 minutos y estaré en la puerta de tu casa
  Vamos donde siempre?

- Vale, o si prefieres vamos a otro sitio

- No, no Buena Gente me parece bien.
  Dame media hora darling

El Buena Gente es un bar perdido en las entrañas de L'Hospitalet de Llobregat, un bar extraño, oscuro y de color verde, lleno de plantas tipo ficus colgando del techo y paredes. Íbamos desde pequeños, era muy curioso, las mesas son de madera con un cristal transparente encima; en tu visita obligatoria, debías dejar escrito/dibujado algo en tu posa-vasos y dejarlo allí, debajo del cristal, entre otros dibujos/escritos de otros extraños que pasaron por allí. Si lo preferías podías dejarlo enganchado en la pared de corcho que cubría todo el bar. 
Nosotros teníamos una mesa ya adquirida, era la del fondo, la de la esquina antes de entrar al lavabo, cada vez que íbamos dejábamos nuestro pedacito de historia allí. Era obligatorio. 

Media hora más tarde, tan puntual como siempre, allí estaba el coche azul pitufo esperándome en la puerta. 

- Sube ya, anda - dijo Ale mientras me invitaba a subir con la mano.

En una hora estábamos sentados en nuestra mesa, con una copa de cava para Ale y una cerveza sin alcohol para mí, entre los dos había una tapa de bravas, que por cierto en este bar están riquísimas.

- ¿Me vas a contar que te pasa de una vez?, Sarah, desde que hablaste con Fabio estás muy rara.
- Ale, me dolió mucho que hablaseis de mí a mis espaldas, creo que tienes la suficiente confianza conmigo cómo para decirme las cosas a la cara.
Odio que especuléis sobre qué pasa en mi vida, y me critiquéis, no tenéis nada mejor de lo que hablar  ¿no?
- No empieces con esas tonterías, simplemente hablamos de cómo has cambiado, ya sabes cómo es Mr. Grey.
- No sigas por ahí - dije mientras le señalaba de forma amenazante y daba un sorbo a mi cerveza sin alcohol.
- Sí, sí sigo por ahí, ya sabes que Fabio se preocupa por ti, y que no puede soportar ver cómo has cambiado - iba a contestar pero me interrumpió tapándome la boca - Espera, déjame acabar, no has sido capaz de decirle a nadie, ni si quiera a tu familia de lo que estás pasando. Sólo lo sabemos Él y yo; ¿y sabes qué? no es justo.
- ¿Porqué no es justo? Porque te sale a ti de los huevos, no se lo voy a contar a Fabio. ¿sabes cómo se puso el otro día? Como un puto loco, me hizo sentir como una mierda.
- No te dijo nada que tu no hayas pensado antes
- ¡Ale! - alcé la voz - Ya sé que lo he pensado muchas veces, y eso me carcome por dentro, y me jode día a día. Pero lo del cáncer, vamos a dejarlo a un lado, no puedo decirle a Fabio que no se lo he contado hasta ahora. Es más, no se lo puedo decir, ¿sabes como se pondría?. Si ya le gustaría ponerme en una burbuja de cristal, imagínate si se lo cuento.
- Sólo se preocupa por ti, y ya se que sigue enamorado de ti. No puedes dejar de amar a alguien que lo ha significado todo para ti.
- Lo sé, en el fondo le entiendo, yo no puedo dejar de estar encoñada de Él. Y o poder desengacharme va a hacer que al final me queme. 
- Sarah - me cogió de la mano y me miró con lástima y cariño - cómo dices tú, mañana será otro día. Nadie puede robarte tu sonrisa.

Dejamos el tema a un lado, y hablamos de cosas banales cómo el trabajo, y el día a día, y últimos cotilleos de nuestros amigos y compañeros de trabajo.

Cogí el bolígrafo y empecé a escribir en mi posa-vasos

COSAS QUE HACER ANTES DE MORIR:
1, Viajar a Tailandia
2. Besar a alguien en Toumbouctou
3. Dormir doce horas
4. Nadar con tiburones blancos en Nueva Zelanda
5. Hacer la croqueta en una playa, tras haberme metido en mar cómo cuándo era pequeña
6. Gritar "Te quiero"
7. Ver la película Amélie en un cine antiguo de París
8. Saltar en paracaídas
9. Salir desnuda a la calle
10. Hacer explotar un microondas con una cuchara de metal
11. Volver a tocar la guitarra en público
12. Tocar una pirámide en Egipto
13. Observar una aurora boreal
14. Pasar varios días en una isla desierta
15. Tener un hijo

Cogí una de las chinchetas de la pared de corcho y lo clavé el posa-vasos al lado de nuestra mesa.

- A ver qué has escrito, ... ¿Tener un hijo? ¿En serio? ¿Tú? - me señaló - ¿Qué me he perdido? - Ale me miró como si acabase de ver a un fantasma -
- Sí, he hecho una lista sincera, con algunas de mis cosas pendientes, pues ahí están.
- Ya, pero ¿un hijo?
- No es por dejar un legado, odio que la gente se rija por unas normas, vamos que seas un coño productivo. Pero supongo que al ver tan de cerca la muerte, me he dado cuenta que me gustaría sentir que hay alguien que me quiere incondicionalmente, que ha crecido en mi interior, que ha sido parte de mí y que lo será. Que ese hilo que nos une no se romperá jamás. Por desgracia no sé lo que será sentir eso, pero puestos a soñar ¿porque no? - empezaron a brotar lágrimas de mi interior, empezaba a asumir que me iba a morir,
- No, no te hagas esto - Ale se acercó a mí, me abrazó y empezamos a llorar los dos. 

Cuando pude respirar hondo y hacer que mis palabras no sonasen cómo el balbuceo de un bebé, volví a dar un trago de mi cerveza. 

- Ale, no me entiendes, no es que quiera ser madre, es que sé que no voy a poder serlo, estoy empezando a ver la muerte demasiado cerca. ¿Y si la radio no funciona?
- Va a funcionar, tránquila - intentó consolarme-
- Pero ¿y si no funciona?. No sabes las vueltas que le doy. Y sé que mi relación con Él no va a durar mucho, ya sabes que es una veleta. Se rallará me dejará, la historia de siempre. Estoy cansada de esto. Tendría que preocuparme más por luchar que por contentarlo. Y no sé cómo lo hago, siempre acabo posponiendo todo, aparcando todo y sólo pienso en Él.
- Pues eso es lo que nos jode a todos, que el poco tiempo que tienes se lo dedicas a Él, y entiéndeme sé que lo quieres; pero no es justo para ti, ni para los que te queremos.
- Ves cómo no me entiendes, tú que cuándo te enganchas a un tío no existe el mundo, en serio, ¿me vas a juzgar?
- No es eso, por supuesto que en otra situación te apoyaría, pero ahora no, Porque sabemos que esto te va a destrozar, y éste no es el mejor momento.
- Ya sé que no es el mejor momento, pero, ¿qué hago? no puedo evitar quererle. Y si no está a mi lado siento que me falta el aire; es mis ganas de vivir.
- No te equivoques, las ganas de vivir son las que tienes que sacar ahora, y las garras darling, que te queda mucho que luchar.
- Lo sé - miré nuevamente la lista, me quedan demasiadas cosas por hacer y tengo que luchar por mí. Ojalá Él estuviese a mi lado y ojalá no tuviese que aparentar estar bien, y dejarme caer en sus brazos.
- Te falta un punto en la lista. Sacarte el carnet para conducir un coche - y de repente empezamos a reírnos a carcajadas

A veces olvidaba que esos eran los mejores ratos, en los que podía ser yo misma, en los que podía derrumbarme sin miedo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario